¿Es útil internet
para mi empresa?
Esta quizás es una pregunta que
cada vez se formulan más empresarios.
Estamos en el momento en el que
tener una página web es como tener tarjetas de visita. Incluso la presencia en
redes sociales ya esta asumida como una necesidad, pero llegados a este punto
son más cada vez los empresarios que se plantean si el uso de internet puede llegar a ser una herramienta “hostil” y por tanto dejar de ser útil.
Hoy en día el cliente, y clientes
los somos todos en algún momento… Utiliza cada vez con más frecuencia internet como un medio de coacción hacia el prestador
del servicio.
En el momento que existe una discrepancia entre cliente y empresa, y
antes de llegar a un punto de encuentro entre las partes se oye cada vez más a
menudo frases como estas “pues te vas a enterar porque voy a poner verde a tu
empresa en la redes sociales”.
El cliente e incluso los que ni
siquiera han llegado a serlo, tienen hoy
en día las herramientas para dañar nuestra imagen o la de nuestra empresa de un
modo importante. Tan solo hace falta y en algunos caso ni eso que estén
molestos con nosotros. Para estas personas es una forma de asumir un
protagonismo que quizás en su vida diaria no tienen. Pasan a ostentar un poder,
el de decidir la suerte de otros y eso les da morbo.
En otro momento y al no existir
las herramientas de comunicación actuales, era muy poco probable que un cliente
insatisfecho pudiera focalizar la atención públicamente sobre un mal servicio o
producto. Hoy, con la facilidad de creación de contenidos y distribución por
internet, cualquiera puede convertirse en nuestro peor enemigo.
Existen algunas herramientas por
suerte que nos permiten como se suele decir “estar con el ojo alerta”. Analizar
y controlar los comentarios que sobre nuestra marca existen en la red.
Otro factor a considerar es el
peso específico de la persona que inicia una campaña de descrédito contra nuestra persona y/o empresa. Para ello
podemos consultar en empresas como Klout, Proscore y Peerindex “con quien nos
las estamos viendo”.
Entenderme, como consumidor estoy
conforme con que podamos expresar nuestras opiniones y comentarios sobre las
empresas que nos prestan los servicios y productos, pero dentro de una ética,
con sinceridad y honestidad. Sin ánimo de ganarnos la simpatía de nuestros
seguidores, amigos o amigotes tan solo por ser el más “listo del barrio”.
A los hechos me remito con un
ejemplo. Acabo de finalizar mis vacaciones en un hotel del que he venido
encantado, en el aspecto mejorable yo sugeriría la atención al cliente, no porque
el personal no fueran amables, si no
porque eran pocos, pero con relación a las instalaciones, ubicación, etc., mi
opinión es muy positiva.
Buscando opiniones en la red con
idea de darle forma a este post, leo un comentario de otro cliente que ha
coincidido en el mismo hotel y en las mismas fechas conmigo y casi me caigo de la silla donde
estaba sentado al leer sus comentarios en una web de reserva de hoteles.
En un 90% lo que dice es falso. Sus
comentarios están llenos de frases expresadas con mala leche. Con lo que al
final me pregunto ¿Ese cliente fue a disfrutar de las vacaciones a ese hotel? O
¿Su objetivo era más bien tener algo que contar a la vuelta a sus amigos y que
vieran lo valiente y listo que era por sus comentarios? Dedicó mucha energía y
esfuerzo en motivar a la gente para que no fuera a ese hotel. Por la extensión
de la entrada al menos fueron 4 horas las que dedicó.
En este caso tiene más que nunca
relevancia el título de este blog “mentiras en la red”, porque eso eran sus
comentarios una sarta de mentiras. Está claro que como siempre hay personas que
ven el vaso medio lleno y otras medio vacío y ya que estamos de refranes o rimitas, finalizaré con "no es oro todo lo que reluce" y por tanto no son ciertos todos los comentarios que podamos leer en la web.
Hola soy Carlos, y me vi seriamente afectado por el uso que le dió internet mi ex- novia.
ResponderEliminarMe puso a parir, dijo sobre mi un montón de mentiras y aunque yo se que es ella, no lo puedo probar porque en internet somos anónimos. Menos mal que en mi trabajo me conocían desde hace tiempo, un poco más y también lo pierdo.